Las úlceras por presión (UPP) son un reto al que se enfrentan los profesionales de enfermería en su práctica asistencial y constituye un gran desafío para la salud pública, tanto por la morbilidad que supone como por sus graves repercusiones médicas y económicas.
Además son el resultado de una compleja interacción entre innumerables factores de riesgos intrínsecos y extrínsecos como; carga mecánica excesiva, inmovilidad, incontinencia, y edad avanzada, entre muchos otros, generalmente la inmovilidad se considera el factor predisponente principal para la inducción del desarrollo de una úlcera por presión, también a menudo que existe una relación de causalidad directa entre la nutrición y el desarrollo de úlcera por presión.

“La presencia de Úlceras por Presión UPP afectan la calidad de vida de los pacientes; así como reducen su independencia para el autocuidado y son una causa importante de baja autoestima, repercutiendo negativamente en las familias y cuidadores” (Manual Seguridad del Paciente - Usuario. Ministerio de Salud Pública. Acuerdo Ministerial No. 0115, 2016). Los pacientes con ulceras por presión requieren una atención directa y diaria de profesionales y cuidadores especialistas, para evitar la aparición de úlceras por presión o conseguir su curación. Estas actuaciones terapéuticas elevan considerablemente las cargas asistenciales y generan un aumento de los costos, tanto directos como indirectos.

Frente a esta problemática el Hospital de Especialidades Carlos Andrade Marín cumpliendo con los derechos del paciente y normas de calidad, lleva en ejecución la practica segura de Prevención de Ulceras por Presión, que involucra un trabajo multidisciplinario para bridar una atención integral, evitando la generación de ulceras por presión.